¿Por qué ciertas imágenes tienen el poder de arrastrarnos instantáneamente? ¿Qué hace que nuestros ojos se sientan irresistiblemente atraídos por composiciones específicas? ¿Existe una fórmula secreta detrás de la belleza visual? ¿Existe un universo fascinante de armonía y proporción?
Imagínese frente a una obra de arte que parece emanar un aura magnética, atrayendo mágicamente su atención. Esta atracción hipnótica puede resultar de la aplicación consciente de la regla de los tercios, un principio básico de la composición visual. Al dividir la imagen en tercios proporcionales, usar líneas imaginarias y colocar el punto de interés en una de las intersecciones de estas líneas, la regla de los tercios crea un equilibrio dinámico que eleva la estética de la obra de arte.
Sin embargo, esta curiosa atracción no se queda ahí. Existe una proporción matemática que ha intrigado y fascinado a artistas y académicos durante siglos: la proporción áurea. Esta proporción, también conocida como número áureo o proporción divina, es aproximadamente igual a 1,6180339887. Se cree que está intrínsecamente ligado a la armonía y la perfección estética. Al utilizar la proporción áurea, los artistas pueden crear una sensación de belleza divina en sus composiciones.
Pero ese misterio fascinante permanece. Conectada a la proporción áurea está la sucesión de Fibonacci, una serie de números en los que cada número es la suma de los dos anteriores: 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, etc. A medida que avanza la secuencia, la proporción de dos números consecutivos se acerca a la proporción áurea. Esta secuencia se encuentra en muchos fenómenos naturales, desde la disposición de las semillas en un girasol hasta las espirales en la concha de un caracol. Está intrincadamente entrelazado con la proporción áurea y, por lo tanto, con la regla de los tercios.
Fotos de Dani Reeling
Al unir estos conceptos, surge una revelación fascinante: la regla de los tercios, la proporción áurea y la secuencia de Fibonacci están interconectadas en un ballet matemático de armonía y belleza. Cuando se aplican cohesiva y magistralmente, estas técnicas elevan la estética de las imágenes y pueden desencadenar poderosas reacciones en el espectador.rvador.
Al utilizar la regla de los tercios, los artistas tienen la capacidad de organizar los elementos de sus composiciones de una manera atractiva mientras mantienen un equilibrio dinámico que mantiene los ojos del espectador en movimiento. Entra en juego la proporción áurea, creando una perfecta armonía que trasciende la mera estética y llega a nuestra percepción visual. Y finalmente, la secuencia de Fibonacci agrega un toque mágico, conectando proporciones divinas con la esencia misma de la naturaleza.
Vale la pena recordar que estos fundamentos no deben tomarse como restricciones o reglas rígidas. El verdadero arte radica en la libertad de expresión y en romper patrones establecidos. La regla de los tercios, la proporción áurea y la secuencia de Fibonacci son principios poderosos, pero no deben usarse como una camisa de fuerza creativa. A medida que exploramos estas conexiones entre las matemáticas y el arte, descubrimos un lenguaje universal que trasciende fronteras y toca nuestras emociones más profundas. Que tú, el artista, adoptes estos conceptos con pasión y creatividad, y que tus creaciones cautiven e inspiren a aquellos que tengan la suerte de contemplarlas.
Escrito por Ángela Rosana, aprende más sobre mí aquí.< / span>
Los créditos de los fotógrafos aparecen en las imágenes, con enlaces a sus perfiles de Instagram.
Si te gustó este artículo, ¡deja tu reseña al final de la página!
Lea otros artículos aquí
Visite nuestro Instagram
Publicado en Instagram el 17/07/2023
Comentários